En las últimas décadas los latinoamericanos han presenciado movimientos más o menos explícitos de los diferentes países que convergen en objetivos comunes y que podrían denominarse “pactos”, entendidos como amplios consensos políticos. En la década de 1990 se atestiguaron los benéficos re-sultados del “pacto” por la estabilidad macroeconómica y la integración comercial; y en los primeros años del nuevo siglo, aprovechando los excedentes del ciclo expansivo mundial de las materias primas, se observó un “pacto” por la inclusión. Sin embargo, el regreso a los precios bajos de las materias primas en el mercado internacional puso en evidencia la necesidad de redoblar esfuerzos para promover un aumento sostenido en la producti-vidad como camino para lograr un crecimiento económico continuo que permita alcanzar el nivel de bienestar de las naciones más desarrolladas. De esta manera y con el objetivo común de sentar las bases de un crecimiento sostenido y de mayor calidad, CAF está promoviendo la consolidación de un “pacto” por la productividad. Esta iniciativa constituye un eje de acción prioritario dentro de la estrategia institucional de apoyo a los países accionistas, que se refleja en operaciones de crédito a favor de los gobiernos, empresas privadas e instituciones financieras, así como en asistencia técnica y generación de conocimiento. El punto de partida para mejorar la productividad es contar con un diagnóstico claro. El reporte ofrece evidencia de problemas de competencia en la región y cómo estos problemas compro-meten la productividad. Para resolverlos es indispensable incrementar las capacidades de las agencias de defensa de la competencia, reducir barreras de entrada a las empresas, y profundizar el comercio in-ternacional y la integración regional, que aún se ven limitados por barreras para-arancelarias y logísticas.