En la actualidad, y como ha evidenciado la pandemia de la covid-19, las políticas nacionales de nutrición y seguridad alimentaria en América Latina se ven enfrentadas a abordar los problemas de obesidad, desnutrición y hambruna más allá de una mirada biomédica y de asistencia alimentaria puntual. También es fundamental tener en cuenta las dimensiones sociales, económicas, culturales y políticas del fenómeno. Por ejemplo, las brechas culturales entre las recomendaciones alimentarias basadas en nutrientes (y en guías estandarizadas) y la forma como la gente realmente come y les asigna significados a los alimentos han generado no pocas tensiones, ansiedades y efectos contraproducentes a la hora de implementar políticas públicas de salud nutricional en la región.