La atribución de dignidad humana y derechos fundamentales se ha predicado casi exclusivamente en relación con la persona que puede expresar intereses, desplegar decisiones autónomas y asumir responsabilidades. En este artículo defendemos la tesis según la cual es posible atribuir la noción de dignidad póstuma a la persona muerta, de lo cual se derivan derechos y obligaciones en el tratamiento de su cadáver y componentes histopatológicos, así como referentes a la validación de sus intereses, deseos y creencias expresados en vida, lo cual es ratificado por las disposiciones normativas vigentes en nuestro país. A partir del concepto de necroética, sostenemos la naturaleza comunitaria de la muerte y las implicaciones prácticas del reconocimiento de la dignidad póstuma en la enseñanza de la medicina, la realización de autopsias con fines médicoforenses y la disposición de cuerpos para la exhibición pública.
The attribution of human dignity and fundamental rights has been preached almost exclusively in relation to the person who can express interests, deploy autonomous decisions and assume responsibilities. In this article we defend the thesis according to which it is possible to attribute the notion of posthumous dignity to the dead person, from which are derived rights and obligations in the treatment of his corpse and histopathological components, as well as referring to the validation of his interests, desires and beliefs expressed in life, which is ratified by the normative dispositions in force in our country. Based on the concept of necroethics, we support the communitarian nature of death and the practical implications of the recognition of posthumous dignity in the teaching of medicine, the performance of autopsies for medical and forensic purposes, and the disposition of bodies for public exhibition.
