El presente artículo evidencia cómo Turquía se ha consolidado, en los últimos años,como una potencia media, emergenteypacificadoracon alcances en su región de influencia natural, Medio Oriente y Asia Central, además de desempeñar un papel más relevante en los principales temas de la agenda global. El estudio parte de una concepción constructivista de la política exterior turca,aludiendoaque su influencia regional y global aumentó considerablemente desde que cambió su patrón de relacionamiento con Occidente; y, en consecuencia,se convirtió en un referente, aunque controvertido, de compatibilidad entre islam y democracia, estabilizó su sistema político y se sumó a los consensos más relevantes de Europa y EE. UU. sobre valores clave en el orden mundial