En un reciente artículo, el profesor Pablo Quintanilla ha expuesto una defensa de una forma de teoría del doble aspecto para salvar las dificultades que entraña el libre albedrío. Quintanilla pretende vislumbrar una defensa de dicha perspectiva en la obra de Wittgenstein, quien, a su juicio, recibió dicha orientación en virtud de su cercanía con la obra de William James. En la primera parte del presente escrito, procuraré exhibir una debilidad estructural en la formulación de la solución que ofrece el autor; en tanto que en la segunda me separaré radicalmente de la presentación que ofrece el autor acerca de Wittgenstein.