La idea de que existe una relación natural entre la libertad intelectual, la autoridad política legítima y el disfrute de una vida digna fue fundamental para la Ilustración europea y para el cambio social radical que inspiró. Esta afirmación normativa se basaba en una proposición epistemológica: la verdad no se revela en privado a unos pocos elegidos, sino que se descubre en público, a través de la observación, el diálogo y la crítica. Las transformaciones materiales asociadas a esa proposición han cambiado literalmente la faz de la tierra desde entonces. Mientras que el potencial de transformación material de esta propuesta se ha hecho realidad en todo el planeta, sus implicaciones para la justicia social no lo han hecho. Esto deja un espacio indeterminado en el discurso democrático: las afirmaciones sobre los hechos se tratan como apolíticas, mientras que las causas y consecuencias del Antropoceno son inciertas y los valores relativos a su importancia están polarizados, lo que hace que ese estatus sea obsoleto. Además de contribuir a la comprensión de las relaciones entre el hombre y el medio ambiente, los hechos sirven ahora también para desestabilizar el discurso político. Su instrumentalización ejerce el control en ausencia de intención normativa, el "descontrol": las afirmaciones de la verdad importan no sólo porque llaman al sujeto moral a la acción, sino también porque pueden ofrecer una posición política. Se propone como antídoto abrazar humildemente la complejidad epistemológica del Antropoceno mediante la postura de Eagleton de "esperanza sin optimismo".
The idea that there exists a natural relationship between intellectual freedom, legitimate political authority and enjoyment of a dignified life was central to the European Enlightenment and to the radical social change it inspired. This normative claim was rooted in an epistemological proposition: truth is not revealed in private to a select few but discovered in public, through observation, dialogue and critique. Material transformations associated with that proposition have since literally changed the face of the earth. While the materially transformative potential of this proposition has been realized across the planet, its social justice implications have not. This leaves an underdetermined space in democratic discourse: fact claims are treated as apolitical, while the causes and consequences of the Anthropocene are uncertain and values regarding its importance polarised, rendering that status obsolete. In addition to contributing toward understanding human-environment relationships, fact now also serve to destabilize political discourse. Their instrumentalization exerts control in the absence of normative intention, ‘untrol’: truth claims matter not only because they call the moral subject to action but also because they can proffer political standing. Humbly embracing the epistemological complexity of the Anthropocene through Eagleton’s posture of ‘hope without optimism’ is proposed as an antidote.