Para entender el impacto del covid-19 es necesario partir de las formas de injusticia social institucionalizadas, la discriminación y la opresión de las que son objeto algunos grupos de personas en virtud de su situación en la configuración del entramado social (Horesh y Brown, 2020). Tal aproximación nos permite comprender que, en efecto el impacto de la pandemia, así como de las estrategias para hacerle frente, no se distribuye uniformemente en toda la población. La violencia cultural y la injusticia institucionalizada moderan el impacto del covid-19 en diferentes poblaciones, y el no reconocerlo en sí mismo puede constituirse en una fuente adicional de trauma.