Los dibujos animados y las series de anime han sido generalmente clasificados como espacios de entretenimiento infantil y juvenil, olvidando que cada día crece más el público adulto que los consume como productos culturales. En cuanto a sus contenidos, no han sido ajenos a la tendencia de globalización de los productos mediatizados. Siguen jugando un papel importante en la construcción de los marcos de sentido de la realidad. Este trabajo tiene la siguiente hipótesis: las producciones japonesas como Naruto han logrado una narración que vincula los elementos tradicionales japoneses con la cultura de los valores postmaterialistas para de esta forma llegar exitosamente a un mercado global. La noción de valores culturales premodernos, modernos y postmodernos se utiliza aquí en el sentido en que Ronald Inglehart, de la Universidad de Michigan, la viene utilizando desde su libro Modernización y posmodernización (1997) y su aplicación en el Estudio Europeo de Valores en 1981. Este trabajo se basó en el análisis de 47 capítulos de los 220 que componen la primera temporada de la serie de anime “Naruto”. Como se verá a lo largo del texto, las principales narraciones japonesas logran, de manera sugestiva como en el caso de Naruto, vincular distintas instancias de esta línea valorativa construyendo así una historia que, a pesar de sus múltiples referencias locales y premodernas, está ligada a sensibilidades contemporáneas.