Diversas investigaciones han destacado que los sistemas alimentarios en América Latina han sufrido grandes transformaciones en las últimas décadas—atravesadas, entre otros factores, por tratados de libre comercio internacionales y políticas neoliberales, fomento de grandes monocultivos y nuevas biotecnologías, así como por la expansión de la industria de alimentos altamente procesados—, desplazando la agricultura de subsistencia, minando la soberanía alimentaria, afectando el medio ambiente y la sostenibilidad, y generando una transición nutricional con graves efectos para la población.¹ Además, en el marco del creciente poder político de la industria alimentaria y su influencia en los discursos y prácticas alimentarias,...