El siglo XXI viene marcado por la hegemonía de Internet como paradigma organizador de la convivencia: se han creado medios específicamente arraigados al ciberespacio, o redes sociales que estimulan el intercambio de usuario a usuario y de usuario a colectivo, entre otras formas expresivas. La ascensión de Internet tiene un efecto muy positivo en la investigación en Ciencias Sociales: la esfera digital, caracterizada por su elevado dinamismo, se distingue asimismo por la vocación de permanencia que poseen los contenidos. Internet se erige como una prótesis de la memoria colectiva que, de una forma relativamente sencilla, permite adentrarse en extensos depósitos de información. En las siguientes líneas, mostraremos una nueva perspectiva metodológica para diseccionar la memoria colectiva digital: el análisis de contenido informatizado. Esta técnica, de carácter cuantitativo, ha dado un extraordinario impulso en las tres últimas décadas gracias al desarrollo general de la informática. Tras describir sus características generales, expondremos un ejemplo práctico que sintetiza la fiabilidad y la validez de esta herramienta, particularidades que han llevado al análisis de contenido informatizado a conformar una emergente línea de estudios dentro de la Comunicación Social, pero también a erigirse como una útil herramienta de marketing –al servicio de las grandes corporaciones-para detectar las opiniones de las tendencias colectivas.