Coronavirus disease 2019 (COVID‐19) pandemic has challenged healthcare systems around the world. Unfortunately, failure has become evident with the collapse of high‐income countries where excellent‐quality and efficient systems—with enough resources and advanced scientific technology to establish strong public health strategies based on mathematical models adjusted to serve COVID‐191—have undergone significant strain.Currently, there are no effective pharmacological interventions with sufficient scientific evidence to treat COVID‐19. Fueled by the epidemiological and clinical impact of its rapid spread, and the alarming fatality rates of over 10% in some countries, the need for in‐hospital management—especially in intensive care units (ICU)—geared public health attention towards previous pharmacological experiences evaluated in other coronavirus strains.
La pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) ha supuesto un reto para los sistemas sanitarios de todo el mundo. Lamentablemente, el fracaso se ha hecho evidente con el colapso de los países de altos ingresos, donde los sistemas de excelente calidad y eficientes -con recursos suficientes y tecnología científica avanzada para establecer estrategias de salud pública sólidas basadas en modelos matemáticos ajustados para atender a la COVID-191- han sufrido una tensión significativa.En la actualidad, no existen intervenciones farmacológicas eficaces con suficiente evidencia científica para tratar la COVID-19. Impulsada por el impacto epidemiológico y clínico de su rápida propagación, y las alarmantes tasas de letalidad superiores al 10% en algunos países, la necesidad de un manejo intrahospitalario -especialmente en las unidades de cuidados intensivos (UCI)- dirigió la atención de la salud pública hacia experiencias farmacológicas previas evaluadas en otras cepas de coronavirus.